Se obtiene un informe previo en el que se califica la vivienda con un código de color según una escala que va desde la categoría A (la más eficiente) a la categoría G (la menos eficiente). Gracias a la etiqueta podemos saber y comparar qué viviendas son más eficientes, con el consiguiente ahorro económico en la facturación de los suministros energéticos.
Se proponen una serie de modificaciones en la vivienda que ayudarán a mejorar la eficiencia energética del inmueble. Estas medidas se clasifican según su importancia en función de su coste y de la mejora producida en el resultado de la clasificación.
Realización de un análisis económico de las medidas propuestas en función del tiempo de amortización y del ahorro energético producido por las mismas a lo largo de su vida útil.
Nuevo informe que permite ver la nueva calificación energética del edificio / vivienda si se llevan a cabo las modificaciones propuestas.
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